Inversión en crowdlending

Cuando uno empieza a adentrarse en el mundo de la inversión, tarde o temprano se encuentra con un término que suena moderno y atractivo: crowdlending. Un concepto que mezcla tecnología, colaboración entre particulares y, cómo no, la promesa de rentabilidad. Pero… ¿qué es exactamente, cómo funciona y si de verdad tiene hueco en una cartera de inversión sensata?

¿Qué es el crowdlending?

La palabra viene del inglés: crowd (multitud) y lending (préstamo). Básicamente, consiste en que muchas personas ponen dinero para prestar a particulares o empresas a través de plataformas digitales. A cambio, reciben intereses como si fueran un banco.

Imagina que una pyme necesita 100.000 € para financiar su crecimiento, pero en lugar de pedir un préstamo al banco, lo solicita en una plataforma de crowdlending. Tú, junto a otros inversores, aportas una parte (por ejemplo, 100 €) y, a cambio, recibes de vuelta tu dinero con intereses durante un tiempo acordado.

Es como si te conviertes en “mini prestamista”, pero sin los trámites de una entidad bancaria y con la ventaja de diversificar tu dinero en decenas de proyectos distintos.

¿Para qué perfil de inversor es adecuado?

El crowdlending suele atraer a inversores que buscan diversificación y que tienen un perfil de riesgo intermedio. No es un producto para quien no quiere ver nunca una pérdida, porque hay riesgo de impago, pero tampoco exige ser un experto en finanzas.

Puede ser interesante para quienes:

  • Quieren probar alternativas fuera de los productos tradicionales.
  • Buscan generar un flujo de ingresos periódico a través de intereses.
  • Tienen claro que no deben invertir más de una pequeña parte de su patrimonio en este tipo de activos.

En cambio, no es adecuado para quienes necesitan liquidez inmediata o para perfiles ultraconservadores que solo quieren dormir tranquilos con depósitos y bonos del Estado.

¿Cómo se invierte en crowdlending?

La inversión se hace a través de plataformas online especializadas. Tras registrarte y verificar tu identidad, transfieres dinero a tu cuenta dentro de la plataforma y eliges en qué proyectos quieres invertir.

Existen dos formas de hacerlo:

  • Manual: seleccionas proyecto por proyecto en función del plazo, la rentabilidad o la calificación de riesgo.
  • Automática: activas un sistema en el que la plataforma reparte tu dinero según unos criterios que configures (rentabilidad objetivo, riesgo máximo, plazos…).

El proceso es sencillo y flexible, pero conviene no dejarse llevar por la apariencia tecnológica: sigue siendo un préstamo, con sus riesgos asociados.

Principales plataformas de crowdlending

En Europa y España han aparecido muchas plataformas en los últimos años, algunas más consolidadas y otras que no han resistido la competencia. Entre las más conocidas y utilizadas están:

  • Mintos: probablemente la más popular en Europa. Permite invertir en préstamos de distintos países, con diversificación geográfica y diferentes niveles de riesgo.
  • PeerBerry: enfocada en préstamos al consumo y proyectos inmobiliarios. Tiene bastante tracción entre los pequeños inversores.
  • October: muy activa en España, especializada en préstamos a pymes. Ha financiado a empresas reales conocidas en el mercado español y europeo.
  • Housers: enfocada en proyectos inmobiliarios, aunque ha tenido luces y sombras, y conviene analizar bien cada propuesta antes de entrar.

Cada plataforma tiene sus propias reglas, niveles de transparencia y medidas de seguridad. Y como en cualquier inversión, no conviene fiarse solo del marketing o de las rentabilidades prometidas.

Riesgos del crowdlending

Aunque la idea de ser “banquero particular” suena bien, el crowdlending no está libre de riesgos:

  • Impago: el riesgo más obvio. Si el prestatario no paga, puedes perder parte o todo tu dinero invertido en ese préstamo.
  • Riesgo de plataforma: no todas las empresas que gestionan estas inversiones tienen la misma solidez. Algunas han quebrado dejando a los inversores en problemas.
  • Liquidez: a diferencia de un fondo o un ETF, no siempre puedes vender tu inversión antes del vencimiento. Algunas plataformas tienen “mercados secundarios”, pero no garantizan que recuperes el dinero rápido.
  • Riesgo regulatorio: aunque cada vez hay más supervisión en Europa, este mercado aún no está tan regulado ni controlado como la banca tradicional.

En resumen, no es un producto “seguro”, y conviene invertir con precaución.

Rentabilidades del crowdlending

Las plataformas suelen anunciar rentabilidades que van desde el 5% al 12% anual, según el riesgo del proyecto. Esto lo convierte en un producto atractivo para quienes buscan rendimientos superiores a los depósitos bancarios o los bonos.

Sin embargo, estas cifras son siempre rentabilidades esperadas, no garantizadas. Y cuanto mayor es la rentabilidad ofrecida, mayor suele ser el riesgo de impago.

En la práctica, los inversores que diversifican mucho (invirtiendo en decenas o cientos de préstamos pequeños en lugar de poner todo en uno solo) suelen lograr resultados más estables.

¿Tiene sentido en una cartera diversificada?

El crowdlending no debería ser el pilar central de una cartera, pero sí puede tener un hueco como inversión complementaria. Puede aportar diversificación porque no se mueve necesariamente al ritmo de la bolsa o de los bonos.

Lo recomendable es que su peso en la cartera no supere un 5-10% del total del patrimonio invertido, siempre con la idea de que puede haber impagos y pérdidas. El resto de la cartera debe seguir construyéndose con activos más sólidos y líquidos como acciones, fondos indexados, bonos o inmuebles.

Conclusión

El crowdlending es una herramienta interesante dentro del abanico de inversiones disponibles hoy en día, pero conviene verla con realismo. No es un sustituto de los fondos indexados ni de los activos tradicionales, sino un complemento para quienes buscan diversificar y están dispuestos a asumir un mayor riesgo a cambio de potenciales rentabilidades más altas.

Su mayor atractivo está en la posibilidad de obtener un 5-12% anual, pero esa cifra nunca está garantizada: detrás de cada préstamo hay un prestatario que puede impagar y una plataforma cuya solidez puede marcar la diferencia. Por eso, lo más sensato es invertir solo una pequeña parte del capital (5-10% como máximo), diversificar entre muchos préstamos y elegir plataformas que tengan buena reputación y cierto respaldo regulatorio.

En definitiva, el crowdlending puede ser una forma de añadir picante a tu cartera, pero no de construirla. Si lo utilizas como complemento y con cabeza, puede darte alegrías. Si lo conviertes en tu inversión principal, corres el riesgo de acabar aprendiendo la lección de la manera más dura.

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