Fondos vs ETF: ¿qué es mejor?

Si llevas un tiempo informándote sobre inversión, seguro que te has topado con dos términos que se repiten constantemente: fondos de inversión y ETF. Ambos son vehículos muy populares para invertir de forma diversificada, pero no son exactamente lo mismo. Y aunque a primera vista pueden parecer intercambiables, lo cierto es que tienen diferencias importantes que pueden hacer que uno u otro sea más adecuado para ti, según tu perfil y tus objetivos.

En este artículo te explico, sin tecnicismos innecesarios, qué son los fondos y los ETF, en qué se parecen, en qué se diferencian y cuál puede ser la mejor opción para ti.

¿Qué son y en qué se parecen?

Tanto los fondos de inversión como los ETF (Exchange Traded Funds) funcionan de forma parecida: agrupan el dinero de muchos inversores para comprar un conjunto de activos (acciones, bonos, etc.), con el objetivo de replicar un índice o seguir una estrategia concreta.

Esto quiere decir que, en lugar de comprar una sola acción, como por ejemplo Apple, estás invirtiendo en un paquete que puede incluir cientos o miles de empresas. Es una forma inteligente de diversificar tu inversión sin complicarte la vida.

Ambos productos:

  • Te permiten invertir en mercados globales sin necesidad de ser un experto.
  • Están gestionados por profesionales (ya sea de forma activa o pasiva).
  • Están supervisados por entidades reguladoras.
  • Suponen un coste relativamente bajo comparado con otras formas de inversión más complejas.

Pero una vez entras en los detalles, las diferencias empiezan a aparecer.

Principales diferencias entre fondos y ETF

Aunque comparten muchas características, el funcionamiento interno, la forma de comprarlos y su fiscalidad no es la misma. Vamos a ver los puntos más importantes:

1. Forma de inversión y operativa

Los fondos de inversión se compran y venden a través de la gestora o del banco, y solo puedes hacerlo una vez al día, al precio de cierre del fondo. En cambio, los ETF cotizan en bolsa, como si fueran acciones, así que puedes comprarlos o venderlos en cualquier momento del día mientras el mercado esté abierto.

👉 Si te gusta tener más control sobre cuándo entras o sales del mercado, los ETF pueden darte más flexibilidad.

2. Comisiones

En general, los ETF suelen tener comisiones más bajas que los fondos de inversión tradicionales. Además, los fondos muchas veces aplican comisiones de suscripción, reembolso o de gestión más elevadas, especialmente si son de gestión activa.

Eso sí, al comprar un ETF pagarás la comisión de compra-venta del bróker, como si estuvieras comprando una acción. Dependiendo del importe y la frecuencia con la que inviertas, esto puede hacer que un fondo te salga más a cuenta a largo plazo.

3. Fiscalidad en España

Aquí está una de las grandes diferencias: los fondos de inversión permiten traspasos sin tributar por ganancias, mientras que con los ETF sí pagas impuestos cada vez que vendes con beneficios, incluso si es para reinvertir en otro producto.

👉 Esto convierte a los fondos en una opción muy interesante para inversores que quieran rebalancear o cambiar su estrategia con el tiempo sin penalizaciones fiscales.

4. Aportaciones periódicas

Si tu plan es invertir una pequeña cantidad cada mes (por ejemplo, 100 € al mes), los fondos de inversión te lo ponen fácil. Puedes programarlo desde el banco o la gestora, y olvidarte. Con los ETF esto es más complejo, porque hay que comprar unidades completas y pagar comisiones en cada operación.

5. Distribución de dividendos

Los ETF pueden ser de dos tipos: acumulativos (reinvierten los dividendos automáticamente) o distributivos (los reparten a los inversores). Los fondos también tienen versiones acumulativas y distributivas, pero en España la mayoría suelen ser acumulativos, lo cual es ventajoso fiscalmente si no necesitas los dividendos a corto plazo.

¿Qué es mejor para ti?

No hay una respuesta universal. La elección entre fondos o ETF depende de tu perfil como inversor, tus necesidades y tu estrategia. Aquí van algunos escenarios que pueden ayudarte a decidir:

✔ Si estás empezando, quieres automatizar tus aportaciones y prefieres una buena fiscalidad:

Los fondos de inversión indexados son probablemente tu mejor opción. Son ideales para estrategias a largo plazo como el DCA (Dollar Cost Averaging), no necesitas preocuparte por las comisiones de compraventa y puedes hacer traspasos sin pagar impuestos.

✔ Si ya tienes experiencia, controlas tu bróker y te interesa ajustar tu estrategia con precisión:

Los ETF te dan más flexibilidad, puedes operar intradía, escoger entre cientos de opciones internacionales, y acceder a mercados o temáticas más específicas, como inteligencia artificial, hidrógeno verde o empresas de bienestar animal.

✔ Si quieres invertir grandes cantidades de una sola vez:

Los ETF pueden ofrecerte costes totales más bajos. Pero recuerda que si vendes, tributas por las ganancias, algo que no pasa si haces un traspaso entre fondos.

¿Y si combino ambos?

¡Buena idea! No tienes por qué elegir solo uno. Muchos inversores combinan fondos indexados para su inversión mensual o a largo plazo, y ETF temáticos o sectoriales para aprovechar tendencias o diversificar más su cartera. Lo importante es entender qué te ofrece cada uno y cómo encaja en tu estrategia personal.

Conclusión

Tanto los fondos de inversión como los ETF son herramientas potentes y eficientes para construir una cartera diversificada. La clave no está en elegir el “mejor” en términos absolutos, sino en elegir el más adecuado para ti.

Ambos productos están al alcance del pequeño inversor y te pueden acercar a tus metas financieras si los usas con cabeza. Así que infórmate, compara y escoge lo que mejor se adapte a ti. Porque al final, el mejor producto es el que te ayuda a mantenerte invertido sin perder el sueño.

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