El Gran Apagón de España del 28 de abril de 2025

El lunes 28 de abril de 2025, a las 12:33 horas, España y Portugal sufrieron el mayor apagón eléctrico de su historia. Más de 55 millones de personas se vieron afectadas por una caída súbita del suministro que dejó amplias zonas de la península sin electricidad durante varias horas. Algunos hogares recuperaron el suministro en pocas horas; otros, no hasta bien entrada la madrugada. Las consecuencias económicas, sociales y políticas han sido inmediatas, y el apagón ha abierto un fuerte debate nacional sobre las causas, la gestión del sistema eléctrico y la responsabilidad de lo ocurrido.

Vamos a desgranar los hechos, las posibles causas técnicas del apagón, y analizar las narrativas desde los distintos bandos políticos para separar lo que es verdad, lo que es interpretación interesada y lo que directamente es propaganda.


⚡ Qué ocurrió exactamente

El 28 de abril a mediodía, Red Eléctrica de España (REE), el operador del sistema de transporte eléctrico, registró una pérdida súbita de 15 GW de generación eléctrica. Esto equivale a más del 60% de la demanda nacional en ese momento. Se produjo un desequilibrio masivo entre oferta y demanda, que colapsó la frecuencia de la red (que debe mantenerse en torno a los 50 Hz) y obligó a una desconexión automática en cascada para proteger infraestructuras críticas. Fue, técnicamente, un fallo de estabilidad del sistema eléctrico.

Aunque el suministro se fue restableciendo progresivamente, la interrupción fue generalizada y dejó en evidencia la fragilidad del sistema ante perturbaciones graves.


🔍 Las posibles causas técnicas (lo que se sabe hasta ahora)

Aunque la investigación oficial aún no ha concluido, hay varios elementos que se conocen:

  • Dos desconexiones en el suroeste: Según REE, se produjeron dos desconexiones casi simultáneas en el suroeste peninsular, con apenas 1,5 segundos de diferencia. La primera pudo ser contenida; la segunda, no.
  • Pérdida repentina de generación: El colapso se debió a la desaparición súbita de buena parte de la generación eléctrica en red. No está confirmado si fue por fallo técnico, sabotaje o una combinación de factores.
  • No hay evidencia de ciberataque (por ahora): REE ha descartado preliminarmente un ataque informático, pero la Audiencia Nacional investiga la posibilidad de sabotaje.
  • Alta dependencia de renovables en ese momento: Según datos de Red Eléctrica, la generación a esa hora del día era mayoritariamente renovable: alrededor del 60% solar y más del 10% eólica. Las renovables, al depender del sol y el viento, no son gestionables ni aportan inercia al sistema.
  • Baja inercia del sistema: La “inercia” es la capacidad de resistir cambios bruscos en frecuencia. Al no contar con suficientes centrales térmicas o nucleares activas, el sistema era más vulnerable a cualquier oscilación.

En resumen: el sistema estaba operativo, pero frágil. Bastó un doble fallo para que todo colapsara. A esto se suma la falta de “amortiguadores” como centrales de respaldo, almacenamiento o suficiente capacidad de interconexión con Europa.


🗨️ ¿Qué dice el Gobierno?

El presidente Pedro Sánchez, en sus primeras declaraciones, calificó a Red Eléctrica de “operador privado” y anunció que se investigará el apagón, pero adelantó que el Gobierno exigirá responsabilidades a los operadores privados.

La narrativa oficial es clara: se trató de un fallo técnico ajeno al Gobierno, vinculado a una mala gestión de las empresas responsables del sistema.

Desde el Ministerio de Transición Ecológica se ha descartado que las energías renovables fueran responsables, asegurando que el apagón no se debió a la penetración de renovables y que el sistema es robusto. La presidenta de Redeia (REE), Beatriz Corredor, afirmó lo mismo en sus comunicados.


❌ ¿Qué tiene de cierto y qué de propaganda el discurso del Gobierno?

Verdad:

  • Es cierto que REE es una empresa con participación mayoritaria privada (80%), y que los datos preliminares apuntan a un fallo operativo.
  • También es cierto que aún no se puede saber con exactitud qué lo provocó, y que cualquier atribución directa de culpa debe esperar a la investigación.

Manipulación:

  • Llamar “operador privado” a REE es una media verdad muy interesada. Aunque es una sociedad anónima con mayoría de capital privado, el 20% pertenece a la SEPI, y la ley garantiza que el control efectivo esté en manos del Estado. De hecho, la presidenta de REE es nombrada por el Gobierno.
  • Sánchez usa esta narrativa para intentar desligar al Ejecutivo de cualquier responsabilidad política, pese a que la planificación del mix energético, el cierre de nucleares y el marco normativo dependen del Gobierno.
  • Eludir el debate sobre cómo afecta al sistema eléctrico una alta proporción de renovables sin respaldo firme también es una forma de desviar la atención.

🏛️ ¿Qué dice la derecha?

Desde los partidos de la oposición (PP, Vox e incluso algunos sectores de Ciudadanos), la narrativa ha sido directa: culpan al modelo energético del Gobierno, basado en la descarbonización acelerada y el cierre de centrales térmicas y nucleares.

El argumento principal es que la apuesta excesiva por energías renovables intermitentes, sin respaldo suficiente ni planificación adecuada, ha debilitado el sistema, haciéndolo vulnerable a cualquier fluctuación.

Además, acusan al Gobierno de ocultar el riesgo que ya conocía, citando informes de Redeia que advertían de una pérdida de “generación firme” al cerrar centrales de carbón, gas y nucleares sin un reemplazo estable. También denuncian que el Ejecutivo intenta culpar al sector privado de un sistema que ha sido diseñado desde la política pública.

Verdad en lo que dice la derecha:

  • Las renovables son intermitentes y no gestionables directamente. Eso no significa que sean malas, pero sí que necesitan almacenamiento, respaldo o soluciones de flexibilidad, como baterías, centrales de gas o redes inteligentes.
  • Cerrar nucleares y térmicas sin tener aún suficiente infraestructura de respaldo (como hidrógeno verde, baterías o interconexión europea) sí reduce la resiliencia del sistema eléctrico, y eso se había advertido.
  • La ley garantiza el control estatal sobre REE, por lo que no se puede presentar como ajena al Gobierno.

Propaganda y exageraciones de la derecha:

  • No hay pruebas de que las renovables causaran el apagón. Que el sistema sea más frágil por su presencia no significa que esa sea la causa directa del fallo.
  • Hablar de “colapso por políticas verdes” sin matices es propaganda: países con aún más renovables, como Dinamarca o Alemania, no han sufrido apagones similares gracias a su planificación, almacenamiento y digitalización.
  • La derecha olvida que parte del cierre de térmicas y nucleares viene de decisiones tomadas también durante gobiernos del PP, o por exigencias de la UE.

🧠 El análisis técnico imparcial: ¿Quién tiene razón?

Con los datos actuales, podemos concluir lo siguiente:

  • La causa inmediata fue técnica: una doble desconexión súbita que dejó sin respuesta rápida a la red. Esto puede deberse a múltiples factores aún no esclarecidos: fallos en sistemas de control, picos de demanda, o problemas en generación.
  • El sistema era estructuralmente frágil: sí, por tener mucha generación renovable en ese momento y poca capacidad de respuesta rápida. Esto no hace culpables a las renovables en sí, pero sí a la falta de planificación y de herramientas para estabilizarlas (almacenamiento, respaldo térmico, regulación secundaria).
  • El Gobierno sí tiene responsabilidad política por la planificación del sistema eléctrico y la estructura normativa del mercado, igual que la tendría cualquier gobierno.
  • Las empresas privadas también pueden tener responsabilidad operativa o técnica, pero eso aún debe determinarlo la investigación.
  • Ambos lados del espectro político están usando el apagón para su relato: la izquierda para defender su política verde y culpar al «mercado», y la derecha para atacar la transición energética sin ofrecer alternativas concretas o realistas.

🏁 Conclusión: lo que realmente importa

El gran apagón del 28 de abril de 2025 no fue solo un accidente puntual, sino una señal de alerta sobre las debilidades estructurales del sistema eléctrico español. Estamos en plena transición energética hacia un modelo más limpio y sostenible, pero esa transformación exige medidas técnicas concretas que aún no se han implementado del todo.

No se puede construir un sistema eléctrico basado en fuentes intermitentes como la solar y la eólica sin reforzarlo al mismo tiempo con almacenamiento, capacidad de respuesta rápida y herramientas de control digital avanzadas. Tampoco se puede cerrar centrales nucleares o térmicas sin asegurarse de que hay alternativas firmes y fiables que sostengan la red ante perturbaciones.

El apagón fue consecuencia de un desequilibrio grave que el sistema no pudo absorber. Esa incapacidad de respuesta refleja una fragilidad que no depende de una única causa, sino de un conjunto de decisiones técnicas, regulatorias y políticas que deben revisarse con urgencia.

Por eso, más allá de las culpas cruzadas entre partidos, lo que se necesita ahora es:

  • Un refuerzo real del sistema, con inversiones en almacenamiento y redes inteligentes.
  • Un plan de respaldo serio para los momentos en los que las renovables no puedan garantizar la estabilidad.
  • Una revisión honesta del calendario de cierre de centrales convencionales, especialmente las nucleares.
  • Y una política energética responsable, que no se base en consignas ideológicas ni en atribuir responsabilidades por interés electoral.

Porque un sistema eléctrico robusto no puede depender de que todo salga perfecto cada día. Tiene que estar preparado para resistir lo inesperado, porque si no, volverá a fallar. Y la próxima vez, el coste podría ser aún mayor.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *